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En los primeros tiempos de la informática, el software y el hardware se vendían juntos. Simplemente se compraba un producto, y se suponía que este producto aportaba valor. La mayoría de las veces, los humanos alimentaban la máquina con datos de entrada y recibían un determinado resultado. La complejidad de la máquina, el software, así como la entrada y el resultado ha ido creciendo desde entonces.  

Luego llegó la digitalización... y con ella todo un nuevo nivel de complejidad. Sistemas que se integran con otros sistemas. Perspectivas refinadas a partir de datos combinados de una forma que nadie había pensado antes, ni siquiera disponía de la tecnología con el rendimiento necesario para hacerlo.  

Las organizaciones de hoy en día se enfrentan a menudo a esta creciente complejidad, con redes de sistemas heredados, aplicaciones de terceros y nuevo software. Cada sistema tiene sus propios formatos de datos, protocolos de comunicación y tecnologías, lo que convierte la integración en un proceso difícil.  

Los operadores de sistemas de distribución no son una excepción. Al mismo tiempo, la transición energética está haciendo que los gestores de redes de distribución se enfrenten a problemas que nunca imaginaron en el pasado y que sus sistemas heredados no estaban diseñados para resolver.  

Parece haber consenso en torno a la necesidad de modernizar y digitalizar las redes eléctricas. Pero para un sector con la misión crítica de proporcionar seguridad de suministro eléctrico, los meros retos de la integración de sistemas pueden llegar a ser paralizantes, aunque el propósito esté claro. 

Sin embargo, a medida que pasamos de comprender los retos a los que nos enfrentamos a explorar posibles soluciones, compartir conocimientos y aprendizajes puede ayudar a aliviar el dolor del cambio y acelerar la implantación de una nueva tecnología innovadora. Basándonos en nuestra experiencia en el despliegue de Digital Twins integrados en redes de distribución, en Plexigrid hemos encontrado algunos factores clave para el éxito que deben tenerse en cuenta antes de embarcarse en cualquier proyecto de modernización. 

  1. Pasar a una arquitectura en nube 

La base de un sistema integrado moderno es una arquitectura informática basada en la nube, que reduce los ciclos de implantación de sistemas, aumentando así la velocidad de innovación. Ofrece una utilización rentable del hardware, lo que le permite pagar sólo por lo que necesita. Además, la arquitectura en nube es altamente escalable para satisfacer las necesidades futuras, dando cabida a grandes volúmenes de datos, almacenamiento, rendimiento y requisitos de seguridad. 

  1. Implantar las mejores soluciones 

La tecnología evoluciona rápidamente y las innovaciones ven la luz a un ritmo cada vez más rápido. La forma tradicional de adquirir sistemas integrales monolíticos para resolver una tarea ya no sirve, estos sistemas pueden ser estupendos para resolver el problema en cuestión, pero no serán flexibles para resolver los problemas imprevistos dentro de unos años. Su sustitución es cara y lleva mucho tiempo. Adoptar la filosofía de una plataforma de integración basada en la nube permite un enfoque basado en lo mejor de lo mejor. Cada función se considera un servicio independiente, o bloques funcionales, que pueden sustituirse individualmente e integrarse como piezas de un puzzle mayor. 

  1. Gestión de la calidad de los datos 

En una organización que maneja datos sensibles, no se puede exagerar la importancia de la calidad de los datos. Unos datos precisos y fiables son la base de unas decisiones estratégicas y eficaces. Cualquier inexactitud o incoherencia en los datos puede dar lugar a análisis erróneos, poniendo en peligro la capacidad de la organización para tomar decisiones informadas. Por lo tanto, es primordial mantener un alto nivel de calidad de los datos. Al garantizar que los datos son correctos, completos y están actualizados, las organizaciones pueden mitigar los riesgos, optimizar los procesos y evitar costes innecesarios asociados a la rectificación de errores o a la toma de decisiones basadas en información errónea. En última instancia, invertir en medidas de calidad de datos no es sólo una cuestión de cumplimiento; es un imperativo estratégico para salvaguardar la integridad y el éxito de la organización. 

Como proveedor de un nuevo software con la ambición de proporcionar a los operadores de redes una visión que cambie las reglas del juego, Plexigrid pretende seguir estas recomendaciones. Hemos creado una solución independiente de la nube que puede integrarse perfectamente en la capa de servicios de datos de los operadores de redes. Tomemos el Gemelo Digital, un componente central de la plataforma Plexigrid, como ejemplo ilustrativo.  

Imagine un espejo que refleja su red eléctrica en tiempo real; una réplica virtual de la red eléctrica actualizada continuamente por los datos sobre topología de la red, mediciones de procesos y otra información clave de la red. Los datos se recopilan a partir de múltiples sistemas independientes, como GIS para el modelo de red, contadores inteligentes para el comportamiento de los clientes, datos meteorológicos para las previsiones y ADMS para el comportamiento de la red.  

En el mundo de la tecnología moderna, el concepto de gemelos digitales ha cambiado las reglas del juego y ha transformado la forma en que percibimos los sistemas complejos e interactuamos con ellos. Estas réplicas digitales no solo conectan sistemas antes aislados, sino que abren nuevas dimensiones de conocimiento y capacidades. 

Imagina vincular a la perfección la planificación, las operaciones y el mantenimiento horizontalmente, al tiempo que aprovechas verticalmente los conocimientos de los clientes para abordar los problemas en todos los niveles de tensión. Este es el poder de los gemelos digitales, una fuerza transformadora en nuestro panorama energético en rápida evolución. 

Pero la compleja transformación digital y la integración de sistemas no son exclusivas del sector energético. En diversos sectores, hemos sido testigos de cambios notables que no solo han mejorado la experiencia del cliente, sino que también han reducido costes y aportado un valor sin precedentes a la sociedad. 

Desde la transición de la industria de las telecomunicaciones de los cables de cobre a las redes basadas en IP hasta el cambio del sector bancario de las transacciones en papel a los servicios móviles, los ejemplos abundan. Cada uno de ellos ilustra el profundo impacto de abrazar la digitalización y adaptarse a los nuevos tiempos. 

Sin embargo, reinventar una de las mayores máquinas de la humanidad -la red eléctrica- conlleva sus propios retos. Sin embargo, es precisamente el espíritu de innovación, creatividad y colaboración que nos ha impulsado hasta ahora lo que nos guiará hacia la red del futuro. 

Mientras navegamos por las complejidades de la transformación digital y la integración de sistemas, reflexionemos e inspirémonos en los cambios que hemos visto en otros sectores. Desde las telecomunicaciones a la banca, la digitalización ha mejorado las experiencias, reducido los costes y aportado un valor notable. El sector energético no es una excepción y, a medida que aprovechemos el poder de los gemelos digitales y las tecnologías innovadoras, podremos crear un futuro más brillante y sostenible para todos. 

El camino no será fácil, pero con determinación y voluntad de adaptación podemos construir una red que responda a las exigencias de la era moderna. Es un viaje que merece la pena emprender y que promete cambiar la forma en que generamos, distribuimos y consumimos electricidad durante generaciones.