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En la última década, con la creciente penetración de las fuentes de energía renovables, el mercado de la electricidad en Europa ha experimentado una importante transformación. Esto ha ejercido una presión considerable tanto sobre los reguladores como sobre los distribuidores de la red para que adopten un método de orquestación capaz de mantener la seguridad del suministro energético y gestionar eficazmente los flujos bidireccionales de energía.  

En respuesta a estos rápidos cambios en el panorama energético, la UE promulgó la Directiva 2019/944, dando paso a una nueva era de regulación del mercado de la energía. Esta directiva sentó las bases para cambios radicales en todos los Estados miembros, desafiando a los reguladores y a los actores de la industria a adaptarse rápidamente al paradigma cambiante de la integración de las energías renovables. 

No es de extrañar que los reguladores nacionales adopten enfoques diferentes para gestionar los picos de carga en la red de distribución. Al fin y al cabo, la transición energética no se parece a nada que hayamos visto antes. Sólo hay una cosa de la que podemos estar seguros: sin un funcionamiento más inteligente de la red que permita una gestión eficiente de las cargas flexibles, las redes eléctricas corren el riesgo de convertirse en el cuello de botella de toda la transición energética. 

En este contexto, Alemania y los Países Bajos destacan por sus audaces iniciativas de reforma de la regulación del mercado energético. Aunque cada país aborda la tarea con sus propias estrategias, ambos comparten un objetivo común: aprovechar el potencial de las energías renovables garantizando al mismo tiempo la estabilidad de la red y la seguridad del suministro.  

A medida que estos países avanzan en sus reformas normativas, los ojos del mundo de la energía se fijan firmemente en ellos, deseosos de extraer ideas y lecciones para navegar por las complejidades de la transición energética. 

Enmienda neerlandesa sobre seguridad energética  

En los Países Bajos, algunos segmentos de la red están sufriendo las consecuencias de la congestión, que ha llegado a niveles tan críticos que los operadores de distribución están frenando las nuevas conexiones. Para aliviar la presión sobre las redes de distribución, el regulador neerlandés ACM ha lanzado una interesante propuesta: establecer contratos a largo plazo entre operadores y usuarios de la red. 

¿El quid de la cuestión? Los operadores podrían señalar una reducción de la capacidad de conexión de un usuario con un día de antelación, justo antes del cierre del mercado diario. Inicialmente destinado a los grandes consumidores de más de 1 MW, este planteamiento podría extenderse a los pequeños clientes residenciales. 

Esta "solución de la congestión con un día de antelación" podría ser beneficiosa para todos. Al no limitar la capacidad de la red cuando la congestión no es un problema, los usuarios ganan en previsibilidad a la hora de programar cargas flexibles. Pueden tener en cuenta los límites de capacidad de la red a la hora de tomar decisiones comerciales tanto en el mercado diario como en el intradiario. 

Otra idea que se baraja para la próxima ronda de tarifas de red en los Países Bajos es el modelo de suscripción de capacidad estática. En este caso, los usuarios se comprometen a una capacidad de red fija indicada en su contrato. Si superan esta capacidad, se enfrentan a cargos sustancialmente más altos. Esta configuración garantiza la disponibilidad de la capacidad suscrita, salvo en casos excepcionales de cortes imprevistos. 

Aunque este enfoque ofrece la certeza de mantener la capacidad de la red al 100%, también corre el riesgo de perpetuar la infrautilización si los clientes deben adherirse a una tarifa fija calculada para las horas punta de consumo. 

Enmienda alemana al apartado 14 bis 

El regulador nacional alemán decidió tomar el camino menos transitado, optando por las conexiones interrumpibles casi en tiempo real. Con esta modificación, los operadores de red tienen ahora las riendas de lo que denominan "dispositivos de consumo totalmente interrumpible" en las redes de baja tensión, lo que les da poder para aliviar la carga de la red durante los picos de demanda. A cambio, prometen una conexión más rápida para los recursos energéticos distribuidos, mientras que los clientes pueden esperar unas tarifas de red más asequibles. Es como un baile estratégico en el que la electricidad lleva la voz cantante. 

El éxito de la aplicación de esta enmienda exige una mejora urgente y sustancial de las capacidades de los operadores de la red. ¿Por qué? Pues para gestionar inmediatamente las nuevas solicitudes de conexión, predecir los atascos de baja tensión y hacer malabarismos con los recursos energéticos flexibles para adaptarse a la demanda. Es como un juego de equilibrios, pero con kilovatios en lugar de cuerdas flojas. 

A partir del 1 de enero de 2024, todas las miradas se centrarán en los nuevos sistemas instalados, asegurándose de que se ajustan a lo dispuesto en el apartado 14a. Mientras tanto, los operadores de red deben adaptarse a una nueva forma de trabajar, en la que rechazar un nuevo activo queda oficialmente descartado. Se trata de un cambio de juego que les obliga a ser rápidos e inteligentes a la hora de gestionar las crecientes demandas de la red.

 

El camino de la IA hacia la transición energética 

La explotación de los sistemas de distribución está experimentando un cambio de paradigma, con sistemas de explotación, gestión y toma de decisiones basados en datos que influyen tanto en la explotación y planificación de la red como en la gestión flexible de la carga. 

En el centro de esta transformación se encuentra la utilización de datos sólidos para informar el desarrollo y funcionamiento de gemelos digitales, que sirven como réplicas virtuales de sistemas físicos. Sin embargo, la mera acumulación de grandes cantidades de datos no es suficiente; la clave para optimizar las operaciones de la red de distribución reside en la extracción de información procesable a partir de estos datos. 

Figura 1. Relación del ADMS con las herramientas de gestión de la flexibilidad. Plexigrid, 2024.
Figura 1: Relación del ADMS con las herramientas de gestión de la flexibilidad. Plexigrid, 2024. 

Los datos son la base de los sistemas de gestión de redes basados en gemelos digitales. Los operadores de redes de distribución suelen haber invertido mucho tiempo y recursos en distintas soluciones de software y hardware que ayudan a conocer el estado de la red, pero a menudo se almacenan en silos. 

En el cambiante panorama de los sistemas de distribución, la necesidad de disponer de capacidades de previsión de la congestión casi en tiempo real -y a largo plazo-, así como de capacidades para orquestar cargas flexibles y activar opciones de mercado en periodos de alta demanda, es cada vez más primordial. Este imperativo no puede acometerse sin grandes cantidades de datos recogidos, organizados y analizados en tiempo real. 

Mediante una gestión eficaz de las cargas flexibles y el aprovechamiento de los mecanismos de mercado, los sistemas de distribución pueden mitigar el riesgo de escasez de suministro y mantener la estabilidad de la red durante los periodos de máxima utilización. Estas medidas proactivas son esenciales para optimizar el rendimiento de la red y garantizar un suministro fiable de energía a los consumidores en medio de patrones de demanda fluctuantes. 

Figura 2: Previsión de violaciones de la red y soluciones.
Figura 2: Previsión de violaciones de la red y soluciones. 

La aplicación de estos mecanismos de control basados en programas informáticos se ajusta perfectamente a las reformas reglamentarias antes mencionadas. Las directivas hacen hincapié en la necesidad de que los operadores de la red aumenten la flexibilidad y gestionen la demanda con mayor eficacia, por lo que estas soluciones tecnológicas sirven como manifestaciones prácticas de los objetivos normativos. Al aprovechar el software para orquestar cargas flexibles y activar opciones de mercado, los operadores pueden navegar por las complejidades de los paisajes energéticos modernos con agilidad y precisión, al tiempo que garantizan el cumplimiento de los marcos reguladores en evolución. 

Al adoptar estas soluciones de vanguardia, las redes de distribución pueden adaptarse dinámicamente para satisfacer las demandas cambiantes de los clientes, allanando al mismo tiempo el camino hacia un futuro energético más resistente y sostenible. Mediante la colaboración entre las partes interesadas del sector y una regulación con visión de futuro, podemos liberar todo el potencial de la innovación para crear un panorama energético más brillante para las generaciones venideras. 

Coescrito por Pär Schröder.