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Las utilities se enfrentan a uno de los mayores retos de su historia al estar en el centro del proceso de electrificación y despliegue masivo de recursos energeticos distribuidos. La estrategia de digitalización que adopte cada empresa marcará su futuro en los próximos años y su posicionamiento para cumplir los objetivos asociados a un cambio de paradigma energético.

El reto sin precedentes que está viviendo el sector eléctrico con la incorporación de vehículos eléctricos, paneles solares, almacenamiento de energía, bombas de calor, IoT a nivel de distribución, se traduce en un crecimiento exponencial de datos que es necesario gestionar. Cómo gestionar los datos se convierte en una prioridad clave para las empresas eléctricas que quieran tener éxito en este nuevo entorno.

Se quiera o no, la solución es convertirse en una empresa de servicios públicos impulsada por los datos y, para ello, las empresas de servicios públicos deben aumentar la anticipación, coordinación y personalización con que se gestionan, operan y planifican sus redes, clientes y dispositivos, protegiendo al mismo tiempo la privacidad, seguridad y fiabilidad de los clientes y activos.

Aunque las empresas de servicios públicos han hecho muchos esfuerzos en los últimos años hacia la "digitalización", pocas han encontrado impulso. El legado de los servicios públicos presenta varios retos que deben superarse:

  • Los silos organizativos dificultan la coordinación,
  • La fragmentación puede dar lugar a herramientas poco compatibles,
  • Los datos y los sistemas heredados no están adaptados a formas de trabajar evolucionadas.

Para romper el molde del legado, se requiere una sólida estrategia de digitalización que describa, por ejemplo, cuándo es necesaria la coordinación o por qué será necesario utilizar temporalmente sistemas heredados junto con herramientas de próxima generación.

El primer paso para sentar las bases del proceso de digitalización es conocer el estado actual de la empresa de distribución en los tres niveles diferentes que afectan a la digitalización:

  1. Capa física. ¿Cuál es el hardware disponible? ¿Y cuál es el hardware necesario para realizar el trabajo deseado?
  2. Capa de conexión. ¿Cómo se conecta el hardware? ¿Cuáles son las capacidades de conexión necesarias para realizar el trabajo?
  3. Capa de datos. ¿Cuáles son los datos disponibles? ¿Cuáles son los datos necesarios para realizar el trabajo?

El propósito final del proceso de digitalización debe permitir la toma de decisiones basada en datos, pero para que esto sea posible, los datos obtenidos deben transformarse en conocimiento.

En la capa física, el sistema eléctrico global e incluso pequeñas secciones del mismo, como redes de distribución específicas, contienen millones de dispositivos que deben conectarse y coordinarse para que el sistema funcione con eficacia.

Es sorprendente ver cómo muchas empresas han invertido mucho en las capas física y de comunicación sin tener claro cuál era el propósito que había detrás, o a veces, centrándose sólo en una de las aplicaciones potenciales y omitiendo otras posibilidades de extraer mucho más conocimiento de esos dispositivos.

De hecho, tecnologías que en muchos casos se consideran centrales (sistemas de medición avanzados, comunicaciones 5G...) son en realidad tecnologías facilitadoras que pivotan en torno a la capa de datos. Por lo tanto, si bien la estrategia de digitalización debe ser integral y es necesario comprender lo que hay que hacer en las diferentes capas de la digitalización, la clave para tener éxito en convertirse en una empresa de servicios públicos impulsada por los datos empieza por comprender cuál es el núcleo y cuál es el habilitador.